2 comentarios

  1. Muy buen artículo. He tenido que trabajar con gente de la Ivy League, y puedo dar fé de lo que padecen los que tienen que educar a los elegidos, y de porqué lo padecen: plata, plata, plata.

  2. Más allá del tema concreto de las universidades de la Ivy League, me parece interesante extrapolar el concepto de achacarle a un título, la capacidad de conferirle a quien lo ostenta un montón de características personales que usualmente no estan ahi. El caso de estas universidades, es justamente paradigmático, porque se aseguran de que el proceso de selección previo les proporcione algunas de esas cualidades (incluso estéticas) para sus egresados.

    Ese fenómeno es universal, y basta con pensar 30 segundos para encontrar media docena de ejemplos de entrecasa.

Comments are closed.