Lanata, Nash y una mañana de lluvia

Hace unos dias, el periodista argentino Jorge Lanata estuvo en el programa de Sotelo en canal 10, presentando su película Deuda. Fue muy divertido ver cómo el porteño le pasaba el trapo a los periodistas lugareños, casi tratándolos de poco profesionales y provincianos.

En uno de los tramos del match (eran cuatro contra uno), el gordo reflexionaba acerca del egoísmo como componente de la sociedad actual, y que el objetivo debiera ser el cambiar la medida del valor: «no ser más por tener Nike sino ser más por ser inteligente». A esa altura de la noche, las elaboraciones sociológicas de Lanata, y su contraste con la cuadradez de algunos de sus interlocutores, ya se había trasladado al estar de mi casa, por lo que inevitablemente, nos pusimos a discutir acerca de cómo construir una sociedad mejor. Lo que resultó interesante como aporte, es el notar cómo Lanata no cuestionaba en su razonamiento el concepto de «querer ser más» de las personas, sino la medida de superioridad que estos debieran usar para lograr una mejor sociedad.

Como era un miércoles de noche, la tertulia familiar no duró demasiado y, además, cayó enseguida en las posturas usuales. Es que discutir siempre con la misma gente suele devenir en una serie de monólogos idénticos, una y otra vez, pero me voy por las ramas.
Al otro día, mientras manejaba al laburo por una rambla llovisnosa y flanqueada por surfistas más felices que yo, continué el razonamiento trunco de la noche anterior.

Me voy a permitir realizar algunas simplificaciones para esto, la primera, es asumir que el liberalismo, entendido como se lo entiende en esta época y por estas zonas del planeta, asume que las interacciones de los actores de un mercado libre de interferencias, maximizadores de beneficios, terminan por alcanzar un estado de estabilidad donde la eficiencia es máxima. En este contexto, la atención de las personas que no son capaces de competir, es realizada mediante intervenciones asistencialistas, y si el mecanismo implica gestión privada, mejor aún.

Es claro que deben existir toneladas de papel escrito con el objetivo de justificar teóricamente estos conceptos. Pero yo me permito discrepar abiertamente con dos de las premisas básicas de este modelo.

  1. No, por más raro que parezca, no se puede asumir que todas las personas son maximizadotas de beneficio. Tal vez suene contrario al sentido común, pero tiene una explicación muy sencilla. Hoy por hoy, casi nadie puede saber a ciencia cierta qué es lo que le conviene hacer, y eso puede modelarse perfectamente levantando esta hipótesis. Como ejemplo, basta mencionar el desastre bursátil de los 90, y no me vengan con que los brokers de Wall Street son nabos, o tienen información imperfecta. Todo esto sin tomar en cuenta que algunas personas tienen explícitamente comportamientos autodestructivos.
  2. El libre mercado no converge. Ni por joda un sistema medianamente real, alcanza un estado deseable sin un delicado ajuste de las reglas de juego y seguramente, algunas cuantas intervenciones externas. Acá el ejemplo es un poco más rebuscado, pero por suerte Russell Crowe me hizo las cosas más sencillas, popularizando a John Nash y la teoría de juegos.

Hace unos días, puse un link sobre la competencia mundial del dilema del prisionero múltiple e iterado. Bueno, ahí está el contraejemplo perfecto para la segunda premisa. En el dilema del prisionero simple, dos acusados son enfrentados a tomar la decisión de traicionar a su cómplice, reduciendo su pena, o declararse inocente, arriesgándose a ser traicionado por su colega, pero saliendo en libertad si eso no pasa.
Asumiendo todo lo que un liberal asumiría para una economía de país pequeño, el sistema converge a un estado claramente desfavorable para los participantes: ambos traicionan a sus cómplices, pudiendo haber salido en libertad. Este dilema, clásico de la teoría de juegos de Nash, ha sido, y continúa siendo, motivo de estudio por parte de profesionales de diversas disciplinas, ya que modela muy bien el problema de generar comportamientos cooperativos a partir de agentes egoístas. La única forma encontrada hasta ahora de vencer una estrategia «traicionera» es la de montar sociedades secretas con quien se coopera, y explotando al resto.

Tal vez para la mayoría de las personas con algo de sentido común, no haga falta utilizar un ejemplo formal como este para dejar en evidencia la dificultad de construir sociedades cooperativas a partir de entidades egoístas. Sin embargo, en el discurso y accionar de mucha gente, las formulitas del libre mercado son utilizadas ligeramente, tal y como si se trataran de fórmulas mágicas, que caen muy bien en los oídos de gente ávida de soluciones elegantes a problemas complejos. El error no está en el modelo, si no en su abuso.

Como es políticamente correcto pegarle al liberalismo, supongo que hasta acá no deben haber demasiadas discrepancias: Egoísmo no supervisado = Malo, todos contentos.

Bueno, no es tan fácil, porque la idea es conseguir un modelo que nos permita construir una sociedad solidaria, que genere riqueza y la distribuya de la manera más justa posible. Alguno puede argüir que no necesitamos ningún modelo, o que ni siquiera precisamos de una sociedad para lograr eso» pues bien, acá solo puedo decir que creo visceralmente en los sistemas, y en los modelos para su manipulación, probablemente, por deformación profesional.

Decía recién, que no puede presumirse razonablemente, que los actores de una sociedad son maximizadores de beneficios, pero tampoco se puede hacer lo propio con la solidaridad. A veces tengo la sensación de que algunos modelos alternativos al status quo, asumen fatalmente que las personas, dadas las condiciones apropiadas, actúan de forma solidaria o estrictamente cooperativa, y que la culpa del estado actual de las cosas, la tiene la evolución del mundo. En este contexto, una inicialización de las condiciones iniciales de la sociedad, sería casi suficiente para llegar a una situación mucho mejor que el presente. Esto se expresa en las múltiples revoluciones de las que hemos sido testigos en los últimos milenios. Creo que la Historia es suficiente contraejemplo de esta teoría, y que debiéramos aprender de nuestros errores.

Alcanzar una sociedad justa, rica y sustentable es un trabajo muy complejo, que invariablemente debe tener un enfoque sistémico, tomar en cuenta las motivaciones de las personas (tanto las más altruistas como las más mezquinas), analizar su impacto en el entorno, y, para terminar con esta lista incompleta, debe considerar el hecho de que todas estas variables son dinámicas.

A veces me resulta tristemente cómico el observar cómo la gente (y me incluyo, por supuesto) simplifica los subproblemas complejos derivados de este «problema madre» de forma increíble. Resulta increíblemente común escuchar frases como «acá lo que hay que hacer es», o «el problema de este país es», y toda la familia de sentencias voluntaristas que existen. Esas mismas personas, tacharían de inútil a alguien que en la vida profesional ataque un problema mucho más simple, con una solución mucho más compleja que la mayoría de nuestras recetas para arreglar el país, o alcanzar la paz mundial. No se quién nos metió en la cabeza que solucionar el mundo es más fácil que construir una casa, o escribir un buen programa en java.

Con esto no quiero decir que no estemos capacitados para atacar estos asuntos, o que debamos dejarle esa tarea a los políticos, o mucho peor, a los «expertos». Todo lo contrario. Precisamente, el mensaje que deseo transmitir con este post, es que debemos aplicar cada día toda nuestra capacidad para poder hacer de este un mundo mejor, y que tenemos que renunciar a la facilonga demagogia de boliche, cada vez que tengamos la oportunidad de hacerlo. Huelga decir que los profesionales universitarios, especialmente los de la Universidad de la República, tenemos la obligación, de hacer esto, pero que jamás debemos caer en el esnobismo de creernos los dueños de la solución, porque estaríamos cometiendo uno de los errores más comunes de la historia humana, el querer imponer nuestra visión del mundo a los que nos rodean, y si no me creen a mi, pregúntenle a Paulo Freire.

Toda esta hemorragia seudointelectual es lo que me producen los viajes por la rambla llovisnosa, las mañanas posteriores a entrevistas interesantes. Espero que la próxima me toque hacerla desde dentro del agua, mirando la rambla desde el mejor de los ángulos.

11 comentarios

  1. «creo visceralmente en los sistemas, y en los modelos para su manipulación, probablemente, por deformación profesional.»
    Es muy probable que sea deformación profesional :-) Creo que los sistemas sociales no son manipulables, o mejor, no es correcto hacerlo. Pero es solo lo que creo, en caliente …

  2. Creo que manipular los sitemas sociales es de lo que se trata la política y muchas otras actividades humanas, pero eso no quiere decir que sea malo, porque si renunciamos a interferir en los sistemas sociales, renunciamos a poder cambiar la sociedad desde adentro.

    La palabra manipulación siempre se asocia a algo malo cuando se la aplica a la gente… si querés podés usar afectar… que suena mas lindo, y según el autor del texto (yo) resulta un sinónimo en este contexto.

    Claro, esto también lo digo en caliente :)
    Guille dice que falta cerveza.

  3. Me parece que el tema de como mejorar la sociedad que tenemos, no son los modelos, que si me preguntan a mi se me antojan todos malos, no olvidemos que los modelos son puramente teoricos, la implementacion de los mismos es lo que se refleja en la calle cuando los gurises te piden un peso para comer. Por eso me parece que mas que tratar de mejorar los modelos o ajustar los sitemas deberíamos poner el ojo intransigente en la implementacion de los mismos. Al margen de todo esto no creo que estemos en condiciones de definir un sistema que se ajuste al comportamiento humano, Es mas me parece que los que tenemos no estan pintando ahora, tal vez en otra época cuando eramos/seamos menos.

    mi poco humilde opinion
    Alexis

  4. Y, creo que tenés razón, axs, cuando decís que los modelos actuales son inapropiados. Lo que también creo, es que como sociedad tenemos el desafío de no abrumarnos por la complejidad del problema que tenemos por delante. Y los que nos damos cuenta que los modelos actuales, que efectivamente se usan todos los dias para gestionar nuestras vidas, me parece que tenemos la obligación de revelarnos contra esas simplificaciónes absurdas, que se expresan como bien decís, en las injusticias que vemos todos los días en la calle.

    Ahora acá el gobierno cambió de manos, y mucho me temo que eso solamente implique un cambio de modelo, que si bien espero que sea mejor, en el sentido de que tome en cuenta cosas que el actual no, dudo que sea de mejor calidad «técnica» porque no creo que ese modelo exista, o que pueda existir, si vamos al caso.

    Yo que se. Capaz que soy un maldito idealista.

  5. axs.activarModoDemagogo()ldemente que nada de lo que decimos tiene mucho sentido si los gobernados no tenemos conciencia, información y actitud con respecto a los modelos y las implementaciones que nos «ponemos» encima. Debemos de fomentar estos aspectos en la sociedad para entre todos (hpc) resolver el complejo problema que tenemos adelante

  6. recién leo el post me parece que tiene una virtud que es hacer reflexionar en este momento de nuestra historia como país –
    No es menor pues, con un cambio de gobierno como el que nos espera se «pondran a prueba » algunos discursos de la izquierda como los referidos al neoliberalismo y el lugar del «asistencialismo » para «compensar » a los que quedan por fuera .
    Esto es lo primero que me surge
    Lo volveré a leer y comentar si puede aportar al tema

  7. Con respecto a la deformación profesional, no estoy muy convencida que lo sea. En realidad creo que cualquier forma de gobernancia, ya sea a nivel local o global, se encuentra, necesariamente, enmarcada en un sistema que la sustenta. No existe gobernancia sin sistema.
    Lo que sí no estoy de acuerdo es en que sistema sea homologado a la concepción de modelo porque, si bien todo sistema tiene un modelo ideológico que lo sustenta, no son la misma cosa. Nuestro sistema actual sustenta un modelo que ya no es el que el gobierno (el actuante, no el electo) sostiene, sin embargo el proceso transmutador que se produce es lento y por ende no ha logrado transformarse totalmente. Por otro lado tampoco los han dejado.
    Si es cierto que la realidad no se ve en los modelos, pero ¿se puede definir cual es la realidad? Si es la mía o la de ustedes o la e los nenes que piden o la de los que ni siquiera llegan a poder pedir…
    Lo último (y termino el desvarío) creo que no hace falta exterminio para poder lograr modificar las cosas. Hace falta ganas y laburo. Poner un papel en un sobre nuca solucionó ni va a solucionar nada, capaz que si laburamos de verdad si podemo0s cambiar algo. Un algo ya es importante.

  8. Concidiendo con M. alguna vez leí por ahí que «si votar sirviera de algo, estaría prohibido».
    Hay algunos teóricos que opinan que las élites son las que producen los cambios, que es falso que un movimiento social organizado puede producir cambios y que en realidad lo que sí pueden hacer es «afectar» a las élites para que éstas decidan cambiar algo (aunque sea para mantener su status quo, hablando en lenguaje de militante trasnochado o estudiante de ciencias sociales). Uno ejemplo de este tipo de «científicos» fue Pareto, quien fue ideólogo de Hitler (disculpen los ejemplos extremos, los que me conocen saben que me encantan :-). A esto me refería con manipular. Para mi manipular quiere decir que hay algo que no me están contando, que el otro sabe y yo no, y por lo tanto me manipula (es que así soy de perseguida). Obviamente que todas las cosas que hacemos «afectan» (para hablar en los términos correctos :-), pero creo que lo que diferencia esto de la manipulación es a quienes estamos afectando y en que forma. El otro día leí una frase de Rebellato que me gustó mucho y decía algo así de «la libertad de aquellos que creen que no se es libre si los demás no lo son». Hay una actitud ética que es necesaria en las acciones que tomamos.
    Bueno, termino por acá porque tengo que seguir estudiando para argumentar este tipo de cosas :-)

  9. Aporto dos cositas nomás.
    En cuanto a que «sistema sea homologado a la concepción de modelo porque, si bien todo sistema tiene un modelo ideológico que lo sustenta, no son la misma cosa«, no puedo estar más de acuerdo, pero me parece que estamos usando una definición de «modelo» diferente. Porque para mi, el hecho de considerar a la sociedad como un sistema, ya implica estarla modelando como tal. Lo que me molesta a veces, es que especialmente los políticos, hacen esa identificación que M critica del modelo con lo que se está describiendo, y si bien estos son una herramienta indispensable, son simplemente eso, una herramienta.

    Acerca de la manipulación, los cambios provocados por las éites o por las «masas» (odio ese término), lo que puedo aportar es que en la teoría de sistemas multiagente (como yo modelo a las sociedades humanas :) para poder lograr comportamientos convergentes (osea no caoticos), hay siempre dos alternativas, una «bottom up», que en este caso implicaría el dejar todo a las masas (lo más parecido al capitalismo más radical) o el «top down» que implica jugar con las reglas del sistema, «diseñando» la sociedad. Como siempre, ninguna de las dos herramientas sirve por si sola. Acá ya estoy mandando bastante fruta, porque no soy experto en sistemas multiagente, y no se nada de nada de sociología, pero arriesgo a opinar que el desafío que tenemos, para no matarnos de hambre o a bombazos, es el encontrar un equilibrio en nuestro sistema multiagente, jugando con las herramientas que tenemos: La educación para modificar los comportamientos de las personas (inculcando solidaridad y respeto por los demás, por ejemplo) y con las reglas de la sociedad (acá no doy ejemplos, porque no soy tan atrevido).
    Está claro que esto así suena super frio, espantosamente frio y «manipulador» en el mal sentido ;) Pero se me ocurre que estas técnicas, que hemos desarrollado en los últimos años, nos tienen que servir para algo más que simular sistemas de transporte, o mercados bursátiles.
    El punto está, como dije por algún lado, el no hacerlo desde la campana de cristal académica, porque además de ser cínicos, el esfuerzo va a resultar inútil.

  10. bo, el bottom up no tiene nada que ver con el capitalismo por mas radical que sea, hay mil formas de construir desde «las masas» sin que implique buscar el maximo beneficio personal y mucho menos nunca se usó pensando en que funcione, es un verso, lo que pasa es que son las elites quienes lo intoducen y lo hacen solo porque saben que es a los unicos a los que beneficia.
    (reflexiones hechas con demasiado sueño para tener ganas de fundamentar, es lo que hay)
    Aparte, y viene el comentario reaccionario: Ojo con querer adaptar las «leyes» de las ciencias «exactas» a la sociedad, este proceder ha servido para justificar las peores atrosidades de la historia. < >

  11. ehh!! me robaron el toque final:
    [introduzca aqui el sonido a truenos y el organo de iglesia]

Comments are closed.