Qué ganas ¿No?

No estoy siguiendo para nada de cerca el conflicto de Dancotex, pero no deja de sorprenderme la vocación de cabeza de turco que tiene Soloducho.

Porque incluso en el de Vanni, o Naussa, ninguno de los empresarios tuvo (o tiene) una exposición pública tan intensa como la de este.

Si bien es cierto que ponerle un rostro a «la patronal» puede ser una estrategia en la negociación, también hay que reconocer que dar la cara en un conflicto que evidentemente ha sido elegido por todas las partes como paradigmático o ejemplar, conlleva un riesgo que en este país de poder entre bambalinas normalmente nadie corre.

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