Un montón de preguntas, y algunas certezas

Me dejé arrastrar al Pilsen Rock.
Desde la primer edición miré el evento por encima del hombro, vaya uno a saber por cuál de todas las combinaciones posibles de prejuicios, estereotipos y circunstancias, pero el hecho es que el sábado recorrí los escasos 180Km que separan Montevideo de Durazno con la intención de disfrutar de mi sobrina y conocer esa ciudad uruguaya, más que para disfrutar del espectáculo convocante.

No voy a escribir sobre el evento, ni publicar fotos, o criticar la organización. No investigué, pero presumo que debe haber un buen puñado de blogs que se encarguen de eso. Pasé muy bien, quiero decirlo, aunque presumo que quedará claro en los siguientes párrafos donde tiro un montón de pensamientos disconexos, lo se, pero si espero a masticarlos, no los van a leer jamás y yo me los voy a olvidar.


Ciento cincuenta mil personas, es el 5% de la población del Uruguay.

Si asumimos las estimaciones que andan en la vuelta, y descontamos los locales, podemos inferir que entre el 4% y el 5% de Uruguay se mudó a Durazno este fin de semana. Ese hecho, que por si solo es sin lugar a dudas relevante, me resulta particularmente interesante si lo miramos a la luz de algunos otros datos que no aparecen en las notas periodísticas.

El Pilsen Rock es un evento absolutamente suborganizado.
Fuera de ofrecer un espectáculo excelente, desde el punto de vista «técnico» (elección de bandas, disposición de los escenarios, sonido, luces, timing de los conciertos, y demás cosas que ignoro y que sólo se notan cuando faltan), los organizadores prácticamente dejaron que las cosas salgan bien por si solas. A diferencia de otras experiencias análogas, donde uno observa una gran dedicación a detalles, como la circulación de la gente, la cantidad y ubicación de los baños, la «seguridad», o la logística de abastecimiento para los puestos de expendio de alimentos y bebidas, en el Pilsen Rock uno siente una ausencia casi displicente de interés hacia todo lo que significa enriquecer la experiencia de los asistentes. Además, de las supuestas 150.000 personas asistentes, aproximadamente la mitad no podían ni ver ni escuchar decentemente el espectáculo.

Lo interesante de esa falta de organización, sea cual sea la explicación oficial o conjeturada que pueda tener, es que el evento, desde ningún punto de vista, puede considerarse desorganizado, o caótico. Es probable que muchos se hayan quedado con hambre y seguramente muchas minas putearon abierto por la escasez de baños, pero nada pasó de la anécdota, y eso sorprende.

El Pilsen Rock no es negocio.
Si claro, es terrible maquina publicitaria (de una empresa monopólica), y es seguro que los organizadores no perdieron guita. Por supuesto, Vidalín ya está sacando cuentas de los votos que le va a generar esto entre los aún no votantes pero ya asistentes al evento, y definitivamente muchos duraznenses hicieron unos mangos el fin de semana.
Pero si uno toma en cuenta los costos de oportunidad, resulta difícil de sostener la afirmación de que el evento es un emprendimiento exitoso, yo hasta lo catalogaría de fracaso. Para un montevideano, quemado por los asaltos recurrentes de los que es víctima dia a dia, es difícil creer que a uno le vendan milanesas a 15 pesos, hamburguesas a 10 y cerveza a 30… y que se queden sin stock de comida en las primeras horas de venta. O directamente que no te intenten vender de todo (oficial y extraoficialmente) dentro del recinto del concierto. Para que se hagan una idea, no hay guardacoches en las inmediaciones del parque.

Esto no es producto del bombo mediático
Hace poco más de dos años cerraron las dos radios uruguayas que pasaban regularmente música de las bandas presentadas y otras similares que se quedaron afuera, de hecho, Mr Picerno estaba involucrado en la 91.9. Los uruguayos hemos presenciado verdaderas avalanchas multimediales de promoción de eventos similares a este en el pasado, con resultados para nada comparables. ¿Que hay de diferente en este caso?

Bueno, no se, esa es una de las principales preguntas tengo para contestarme, aunque claro está, tengo muchas conjeturas que no vienen al caso en el post, aunque podemos verlas en los comments.

¿Es el rock y géneros aledaños, la expresión cultural de esta generación de la clase media uruguaya?
Eso, que es infinitamente más difícil de contestar, no suena del todo descabellado. De todas formas a mi lo que me interesa en particular es contestar eso sino contrastar la masividad del evento y de la popularidad que una serie de creaciones originales y nacionales tiene en este grupo social, con el fenómeno de la cumbia, o incluso, de la movida «murga joven», que también son fenómenos masivos, algunos más under que otros. Y cuando grupos, para nada pequeños de asistentes coreaban «los cumbieros son todos putos» no podía dejar de pensar el significado de ese antagonismo, de si es falaz, o de si es bueno, o si es problemático.

Durazno es una ciudad fantasma.
Luego del concierto, las 100+K personas se mandaron para el centro de Durazno a comer, tomar, festejar y dormir, y aún asi, la ciudad de 30+K personas, parecía vacía a dos cuadras del microcentro, especialmente debido a sus anchísimas calles de pavimento intacto, de ser intransitado durante décadas, eso también impresiona.

3 comentarios

  1. No puedo creer que fuiste !!!! Que lastima que no coordinamos antes sino nos hubieramos podido encontrar alla…
    El primer ano que lo hicieron no fui, sobre todo porque no consegui quien me acompanara y no me animaba a ir sola. El ano pasado desp de muchos prejuicios y miedos me large (una mina sola nunca se sabe lo que le puede pasar !!!) y disfrute muchisimo, conoci pila de gente rebien, buena onda, respuetuosa, simpatica y ni que hablar de los locales, siempre disponibles, amables, te ayudan, gente muy bien. Tambien aproveche para conocer bandas nuevas y salir de las tipicas y ya conocidas. Este ano me decidi a ir antes y estuvo mucho mejor.
    Porque sucede lo que sucede??? Como convive tanta gente sin que pase nada circulando tanto alcohol y otras yerbas?? Anda a saber, solo puedo decir que nunca tuve miedo, que si alguien trato de zarparse con alguien, siempre habia un tercero intermediando y creo que la organizacion cuenta con eso, que seas como seas y de donde seas no va a pasar nada porque va a haber alguien para intermediar y ademas, los uruguayos somos asi, las cosas se van dando y ajustando en el camino y de a poco. Debe de ser nuestra pachorra habitual que hace que todo salga bien.
    Lo unico que espero es que esto dure por muchos anos mas…
    Besotes Javi

  2. A ver, entendámonos, las multitudes cuasiautoorganizadas que no generan desmanes en zonas urbanas no es algo privativo del pilsen rock, basta con haber participado de una marcha para saber como funciona ese fenómeno que decís, cuando alguien se va de mambo, hay 15 para encararlo, espontáneamente.

    Ahora, creo que sobreestimás a los organizadores por «contar con eso».

  3. Me alegra que hayas logrado captar la «esencia» del evento. A eso es a lo que me refería cuando te dije: «TENES que ir»
    Porque para mí el espectáculo de las bandas en sí, es un simple «valor agregado», pero no lo principal (de hecho vos sabés que es la música que más me gusta, pero así y todo en el 2003 fui pero no vi ni una sola banda, y sin embargo no me quedó para nada la sensación de haberme perdido el «show»).
    Es el sentimiento de pertenecer a una cultura, a un país, a una forma de vivir, y no puedo decir a una generación, porque había gente de todas las edades, desde las tres veteranas pitucas (de alrededor de 75 años), hasta la cantidad de niños de todas las edades.
    Y para todos los que todavía no fueron, se los vuelvo a recomendar!. El no haber ido nunca es como no haber probado el mate, o no haber ido un día a la rambla un domingo de tarde, ya es parte del estigma de ser uruguayo. Tá, van a decir que exagero, ya sé!

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